Help them stay safe!
Mohammad’s mother is drowning in despair. Once, as a young woman, she dreamed of a future full of hope and joy. Newly married, she imagined a life filled with laughter, children, and the peace that every family deserves. But war shattered those dreams. Years ago, war came crashing through her life, forcing her to flee her home, to leave everything she had ever known and run to a foreign land in search of safety. She rebuilt her world brick by fragile brick, had children, and for a while, it seemed like things might be okay.
But now, that fragile sense of stability is being torn apart again. War has found her once more. The bombs, the destruction, the terror that war brings have reached her and her family in their place of refuge. What haunts her most is not her own fear, but what this war is doing to her children. Their spirits, already weakened by the crushing economic crisis and the hate crimes directed at Syrian refugees, are now breaking under the constant barrage of explosions. The innocent sound of a child’s laugh has been replaced by the terrifying roar of bombs. She watches as their strength fades, as the weight of the world becomes too much for their young hearts.
There is no shielding them from the horrors they are witnessing. Every day, she tries to comfort them, but her words feel hollow against the chaos surrounding them. And now, the nightmare is about to get worse. Their rent, already a burden, has risen to $200—a sum they can no longer meet. With the little money they scrape together, they could manage $100, but the extra $100 is beyond their reach. If they don’t come up with the money soon, they will be forced out of their home and onto the streets. No walls to protect them from the cold or the bombs. No shelter to keep the horrors of war at bay.
This mother, who has fought so hard for her family, who has already lost so much, is on the verge of losing the last thing she has: a home for her children. They don’t deserve this. No child does. But without help, they will face the terrifying reality of war on the streets, with nothing to keep them safe.
Please, help this family stay in their home. Help them hold on to the last shred of safety they have. Every euro, every act of kindness could be the difference between a roof over their heads and the unimaginable terror of homelessness in a war zone.
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¡Ayúdalos a mantenerse a salvo!
La madre de Mohammad se está hundiendo en la desesperación. Cuando era joven soñaba con un futuro lleno de esperanza y alegría. Recién casada, imaginaba una vida llena de risas, hijos y la paz que toda familia merece. Pero la guerra destrozó esos sueños. Hace años, la guerra irrumpió en su vida y la obligó a huir de su hogar, a dejar todo lo que conocía y a huir a una tierra extranjera en busca de seguridad. Reconstruyó su mundo ladrillo a ladrillo, tuvo hijos y, por un tiempo, parecía que todo podría ir bien.
Pero ahora, esa frágil sensación de estabilidad se está desmoronando de nuevo. La guerra la ha encontrado una vez más. Las bombas, la destrucción, el terror que trae la guerra la han alcanzado a ella y a su familia en su lugar de refugio. Lo que más la atormenta no es su propio miedo, sino lo que esta guerra les está haciendo a sus hijos. Su bienestar, ya debilitado por la aplastante crisis económica y los crímenes de odio dirigidos contra los refugiados sirios, ahora se está desmoronando bajo la constante lluvia de explosiones. El sonido inocente de la risa de un niño ha sido reemplazado por el rugido aterrador de las bombas y ella observa cómo sus fuerzas se desvanecen, mientras el peso del mundo se vuelve demasiado para sus jóvenes corazones.
No hay forma de protegerlos de los horrores que están presenciando. Cada día, ella intenta consolarlos, pero sus palabras suenan huecas en comparación con el caos que los rodea. Y ahora, la pesadilla está a punto de empeorar. Su alquiler, que ya era una carga, ha aumentado a $200, una suma que ya no pueden pagar. Con el poco dinero que juntan, podrían llegar a $100, pero los $100 adicionales están fuera de su alcance. Si no consiguen el dinero pronto, se verán obligados a abandonar su hogar y a vivir en la calle. No habrá paredes que los protejan del frío o de las bombas. Ningún refugio que mantenga a raya los horrores de la guerra.
Esta madre, que ha luchado tanto por su familia, que ya ha perdido tanto, está al borde de perder lo último que tiene: un hogar para sus hijos. No se lo merecen. Ningún niño se lo merece. Pero sin ayuda, se enfrentarán a la terrible realidad de la guerra en las calles, sin nada que los mantenga a salvo.
Por favor, ayuda a esta familia a quedarse en su hogar. Ayúdalos a aferrarse al último resquicio de seguridad que les queda. Cada euro, cada acto de bondad podría ser la diferencia entre un techo sobre sus cabezas y el terror inimaginable de quedarse sin hogar en una zona de guerra.