Seven Lives, One Room
Jamila fled Aleppo in 2018, holding her baby girl in one arm and her young son’s hand in the other. She survived war and displacement, building what little life she could in Lebanon, where she had three more children. But in 2019, Lebanon’s economic collapse shattered every hope she had. Poverty sank her dreams, and those she held for her children faded.
Desperation took hold. Now, her children sell tissues, beg at traffic lights, collect scraps to resell—anything to survive. Her 10-year-old daughter, Zeinab, dreams of becoming a surgeon, unaware of the bleakness they face. Jamila’s husband suffers from two herniated discs, and she herself has a painful foot inflammation, but neither can afford medical care.
They once shared a single room; now they don’t even have that. Since September 25th, they’ve lived on the streets, their home destroyed in a blast. Winter is coming, and Jamila, with her youngest only four years old, has nowhere to turn. The streets are harsh, and survival is growing harder each day.
Please help Jamila and her children find a home—a place where they can hold onto dreams without fear.
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Siete vidas, una habitación
Jamila huyó de Alepo en 2018, sosteniendo a su bebé en un brazo y la mano de su hijo pequeño en el otro. Sobrevivió a la guerra y al desplazamiento, construyendo la poca vida que pudo en Líbano, donde tuvo tres hijos más. Pero en 2019, el colapso económico del Líbano destrozó todas las esperanzas que tenía. La pobreza hundió sus sueños, y los que tenía para sus hijos se desvanecieron.
La desesperación se apoderó de ella. Ahora, sus hijos venden pañuelos, mendigan en los semáforos, recogen restos para revenderlos, cualquier cosa para sobrevivir. Su hija de 10 años, Zeinab, sueña con convertirse en cirujana, sin darse cuenta de la desolación a la que se enfrentan. El esposo de Jamila sufre dos hernias discales y ella misma tiene una dolorosa inflamación en el pie, pero ninguno puede pagar la atención médica.
Antes compartían una habitación individual; ahora ni siquiera tienen eso. Desde el 25 de septiembre, han vivido en la calle, su casa destruida por una explosión. Se acerca el invierno y Jamila, con su hijo menor de tan solo cuatro años, no tiene a dónde ir. Las calles son duras y sobrevivir se hace cada día más difícil.
Por favor, ayuda a Jamila y a sus hijos a encontrar un hogar, un lugar donde puedan aferrarse a sus sueños sin miedo.