HELP FEED A FAMILY OF 8!
Fatima has endured the horrors of war before, but now she faces it again—this time as a mother, with six young children depending on her, the youngest just a year old. The weight of survival feels heavier when you’re not just responsible for yourself but for six little lives. Each day is a battle to keep them safe, warm, and fed. Her husband works as a cleaner in a bakery, earning just $40 a month. He works tirelessly, but the weight of their struggles is unbearable. That meager income barely covers a fraction of what they need—essentials like rice, beans, cleaning products, and even simple clothes are far beyond their reach.
The worst moments for Fatima are when her children come to her with basic requests. When they ask for Panadol to ease a headache, when they ask for more than the small portion of food she can give, or when they shiver and ask for a blanket to shield them from the cold, she feels her heart sink. She freezes, because there is no answer but, “We can’t afford it.” The war has scarred her in ways that words cannot capture, but the true devastation is in watching her children suffer, powerless to help.
War doesn’t just destroy buildings and lives—it destroys hope, especially when you’re a mother watching your children go hungry. Please help Fatima feed her children and give them a chance to survive this nightmare. Every bit of kindness can make a world of difference.
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¡AYUDA A ALIMENTAR A UNA FAMILIA DE 8!
Fátima ya ha soportado los horrores de la guerra antes, pero ahora se enfrenta a ellos de nuevo, esta vez como madre, con seis niños pequeños que dependen de ella, el más pequeño de apenas un año. El peso de la supervivencia se siente más pesado cuando no solo eres responsable de ti misma, sino de seis pequeñas vidas. Cada día es una batalla para mantenerlos a salvo, calientes y alimentados. Su esposo trabaja como limpiador en una panadería y gana solo $40 al mes. Trabaja incansablemente, pero el peso de su lucha es insoportable. Ese magro ingreso apenas cubre una fracción de lo que necesitan: artículos básicos como arroz, judías, productos de limpieza e incluso ropa están muy fuera de su alcance.
Los peores momentos para Fátima son cuando sus hijos acuden a ella pidiendo cosas básicas. Cuando piden Panadol para aliviar un dolor de cabeza, cuando piden más de la pequeña porción de comida que puede darles, o cuando tiemblan y piden una manta para protegerse del frío, siente que se le hunde el corazón. Se congela, porque no hay respuesta que no sea: "No podemos pagarlo". La guerra la ha marcado de una manera que las palabras no pueden describir, pero la verdadera devastación está en ver a sus hijos sufrir, sin poder hacer nada para ayudar.
La guerra no solo destruye edificios y vidas, destruye la esperanza, especialmente cuando eres una madre que ve a sus hijos pasar hambre. Por favor, ayuda a Fátima a alimentar a sus hijos y dales una oportunidad de sobrevivir a esta pesadilla. Cada gesto de generosidad puede marcar una gran diferencia.