Their fight for survival
Ali’s father fled to Lebanon, carrying his family away from the ashes of a war that had already taken his brother. In Lebanon, they tried to rebuild, to give their children a chance at something different—a childhood far removed from the devastation they had known. Education was their anchor, their hope. But when schools in Lebanon slammed their doors on Syrian children, they were forced to make an impossible choice: return to the homeland they once escaped.
Back in the countryside of Manbij, east of Aleppo, they found a fragile peace. There was no electricity, barely enough food, but their children were in school again, learning, growing—a small light amidst the darkness. It made them proud. But that fragile peace was shattered. The war they had outrun in Lebanon had followed them home.
Now, the northern countryside of Manbij is caught in a daily storm of violence, shelled relentlessly by the Turkish army and its mercenaries. Mortars and artillery rain down on their village, with no warning and no mercy. Ali’s family is trapped in a battlefield, a war they did not choose but cannot escape. The Syrian pound is collapsing, opportunities are disappearing, and every day becomes a desperate fight to survive.
Returning to Lebanon is not an option. There is no place for them to go. As they endure yet another war, they face hunger that gnaws at their strength. Help them lower the pain of hunger, even as they face the chaos of war. Help them hold on.
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Su lucha por la supervivencia
El padre de Ali huyó al Líbano, llevándose a su familia lejos de las cenizas de una guerra que ya se había llevado la vida de su hermano. En el Líbano, intentaron reconstruir sus vidas, dar a sus hijos una oportunidad de algo diferente: una infancia muy alejada de la devastación que habían conocido. La educación era su ancla, su esperanza. Pero cuando las escuelas del Líbano cerraron sus puertas a los niños sirios, se vieron obligados a tomar una decisión imposible: regresar al pais del que una vez escaparon.
De vuelta en Manbij, al este de Alepo, encontraron una paz frágil. No había electricidad, apenas había comida suficiente, pero sus hijos estaban de nuevo en la escuela, aprendiendo, creciendo: una pequeña luz en medio de la oscuridad. Los enorgullecía. Pero esa frágil paz se hizo añicos. La guerra de la que habían huido en el Líbano los había seguido a casa.
Ahora, el campo del norte de Manbij se ve atrapado en una tormenta diaria de violencia, bombardeada sin descanso por el ejército turco y sus mercenarios. Los projectiles y la artillería llueven sobre su hogar, sin previo aviso y sin piedad. La familia de Ali está atrapada en un campo de batalla, una guerra que no eligieron pero de la que no pueden escapar. La libra siria se está derrumbando, las oportunidades están desapareciendo y cada día se convierte en una lucha desesperada por sobrevivir.
Regresar al Líbano no es una opción. No tienen adónde ir. Mientras soportan otra guerra más, se enfrentan al hambre que les roe las fuerzas. Ayúdalos a aliviar el dolor del hambre, incluso mientras enfrentan el caos de la guerra. Ayúdalos a resistir.